La propuesta explora el concepto de frontera no como un límite infranqueable, sino como un espacio íntimo donde es posible reencontrarse, habitar y resignificar. Las piezas circulares de vidrio funcionan como módulos que se unen en un muro transparente y permeable, invitando al espectador a reflexionar sobre qué fronteras cierran el paso y cuáles permiten el encuentro.
La obra sugiere que las fronteras personales y sociales pueden ser transitables: a veces protegen, a veces dividen, pero también tienen la capacidad de convertirse en espacios de conexión.
La obra sugiere que las fronteras personales y sociales pueden ser transitables: a veces protegen, a veces dividen, pero también tienen la capacidad de convertirse en espacios de conexión.
Fronteras Transitables consolidó una propuesta en la que el vidrio, dispuesto como barrera y a la vez apertura, se convirtió en metáfora de los límites que habitamos.